La oscuridad nos lleva a divagar en el infinito dándonos la sensación de todo y nada al mismo tiempo, como una gota que al caer al mar se hace una con el mismo. Esa sensación de saber que todo está ahí pero, a la vez, no poder distinguir las partes del todo.
Si mucha hay mucha luz durante el día que te cega y no te permite ver más allá, cierra los ojos y pasea por el infinito.